JAÉN, VIERNES SANTO: Viernes Santo lleno de solemnidad

Después de la intensidad de la Madrugá, y de la emoción durante la mañana con Nuestro Padre Jesús Nazareno 'El Abuelo' por las calles, la tarde del Viernes Santo en la capital se volvió solemne con los dos desfiles procesionales programados. Por un lado, el de la Insigne y Real congregación del Santo Sepulcro y Siervos de Nuestra Señora de los Dolores, que partía de San Juan, y por otro, el de la Pontificia y Real Cofradía del Santísimo Cristo Yacente y Siervos de Nuestra Señora de la Soledad, que lo hacía desde San Ildefonso. Cristo procesionó tras morir en la cruz, entre los fieles jienense.

La primera cofradía en salir a la calle fue la del Santo Sepulcro. La espectacularidad y belleza de esta salida procesional es conocida por jienenses y 'forasteros', de manera que a las cinco de la tarde, la Plaza de San Juan estaba abarrotada y no había un hueco libre desde donde divisar el momento. Con extrema puntualidad, a las cinco y media de la tarde, salía a la hermosa plaza de San Juan el primero de los pasos, el grupo escultórico del Santísimo Cristo Crucificado, con el buen y el mal ladrón -Dimas y Gestas-, San Juan Evangelista y Santa María del Silencio.

La dificultad a la hora de salvar la salida del templo, por la complicación que ofrece las características de su puerta, puso en vilo a los presentes. Al igual que sucedió con el trono del Santo Sepulcro, y especialmente con el de la Virgen de los Dolores, cuyo palio rozó en algunos momentos el edificio, pero que finalmente salió a la calle entre aplausos y ovaciones. Este año la estación penitencia de esta cofradía se desarrolló en silencio, pero los fieles disfrutaron de la belleza de las imágenes.

Cuando la del Santo Sepulcro se acercaba a la calle Álamos, la del Yacente comenzaba su salida desde el barrio de San Ildefonso. El primer paso en salir fue el del Santísimo Cristo Yacente, que precisamente este año y como novedad, era llevado a costal, gracias a la contribución de los costaleros del Amor, que mostraron una vez más su buen hacer. Tras el Yacente, salió a la plaza San Juan, cargado por unos jóvenes costaleros, que arrancaron los aplausos de los presentes desde los primeros instantes.

Y para cerrar el cortejo, y con todos los corazones volcados en el momento, salió a la calle Nuestra Señora de la Soledad, para recorrer con solemnidad el itinerario oficial.

Ideal.es