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viernes, 2 de abril de 2010

MÁLAGA, JUEVES SANTO: El día más grande

¡Qué Jueves Santo vivió Málaga! El tiempo, espléndido, aunque con algo de aire; las calles, atiborradas de gente, y las procesiones luciendo en su máximo esplendor. No se puede pedir más. Los hoteles de la capital con una ocupación que roza el cien por cien, y Málaga iluminada por un sol radiante. Una jornada para enmarcar, en la que salieron siete cofradías: Santa Cruz, Sagrada Cena, Viñeros, Mena, Misericordia, Zamarrilla y Esperanza.

Fue una magnífica jornada de procesiones, que se prolongó durante quince horas, las que transcurrieron desde la salida de Santa Cruz, a las tres y media de la tarde, hasta que se encerró la Esperanza sobre las seis de la mañana. No hubo tregua, porque el Jueves Santo es tan rico en detalles que no existe la posibilidad de aburrimiento. Las calles estaban llenas desde muy temprano, con un público deseoso de ver los desfiles. Hubo infinidad de matices, como el cambio estético experimentado por la cofradía de la Cena, que gustó a unos más que a otros. El trono del Señor de la Cena se levantó a pulso desde el suelo en la Tribuna de los Pobres. El encierro fue apoteósico, con varios pulsos.

La plaza de los Viñeros vivió una gran salida del Nazareno de Viñeros y de la Virgen del Traspaso y Soledad de Viñeros. Hasta ese lugar se desplazaron los padres de la joven irlandesa Amy Fitzpatrick, desaparecida de Mijas hace más de dos años. Fueron atendidos por el hermano mayor, Francisco Moreno.

Los nazarenos comenzaron su recorrido desde la iglesia conventual de las Dominicas. El Señor de Viñeros recibió la llave del sagrario en la plaza que lleva su nombre. En la procesión se vieron dos importantes estrenos, que horas antes fueron presentados por el historiador del arte Eduardo Nieto: un stabat mater dolorosa y el libro de estatutos.

El trono del Nazareno se procesionó en proceso de restauración. La Virgen transitó por la Tribuna de los Pobres a los sones de 'Aquella Virgen' y 'Pasan los campanilleros', marchas interpretadas por la banda de música de Torredonjimeno (Jaén). La procesión, tras pasar por la calle Nueva y Puerta del Mar, entró por la calle Panaderos. Fue la primera vez que discurrió por esa vía.

La Señora del Traspaso y Soledad cruzó la tribuna oficial con la marcha 'Virgen de Gracia', en honor de la imagen de la Cofradía del Rescate a la que el Martes Santo se le rompió el palio. Viñeros hizo estación de penitencia en la Catedral. La cofradía dejó ese regusto a tradición y buen hacer que la caracteriza.

La Legión y Mena, y Mena La Legión, arrastran pasiones en las calles de Málaga. Ayer volvieron a dar muestras de ello. 'Los novios de la muerte', legionarios de la paz, desfilaron con esa marcialidad tan acentuada detrás de su Cristo de la Buena Muerte, al mando del capitán de la compañía Manuel Peiteado. Una treintena de veces cantaron en el recorrido 'El novio de la muerte', una oración a su Protector.

El segundo jefe del Estado Mayor del Ejército, el teniente general Ignacio Martín Villalaín, encabezó una nutrida presidencia, en la que estuvo acompañado por el general de la Brigada Legionaria, Francisco Javier Varela Salas, y los coroneles jefes de los tercios de Melilla, Ceuta y Almería. No pudo estar el de Ronda por encontrarse en la misión de Afganistán. Estuvo representado por el teniente coronel Conrado.

Antes de que el trono se moviera de la casa hermandad, la artista jerezana María José Santiago le cantó una saeta a ese «Cristo de Mena y de Palma», que fue oída en toda la explanada por megafonía. Instantes antes, el jefe de procesión, Ramón Gómez, dirigió unas palabras. Eran los prolegómenos a una esperada procesión. Ambos tronos llevaron lazos negros. El del Cristo, por el fallecimiento del general Marquina, antiguo jefe de La Legión, y el de la Virgen, por el congregante Enrique Ruiz del Portal. Como mayordomo de trono del Cristo de la Buena Muerte se estrenó el periodista Pedro Luis Gómez, director de Publicaciones de SUR y autor de 'Las cenizas de Cristo', y en el de la Virgen lo hizo el también periodista Manuel García López. La salida de la congregación fue presenciada por la concejala del Ayuntamiento de Madrid Ana Botella.

Faltó la presencia de los infantes de Marina con Nuestra Señora de la Soledad, pero la Virgen nunca estuvo sola: cientos de miles de personas vieron pasar su elegancia por las abarrotadas calles de Málaga. Diez guardiamarinas portaron y escoltaron el guión del 250º aniversario y la bandera pontificia.

Gran devoción
Le dicen El Chiquito, pero es muy grande. La devoción por Nuestro Padre Jesús de la Misericordia volvió a demostrarse ayer por las calles de Málaga en general y por las del barrio del Perchel, en particular. Una multitud de personas se congregó en la plaza de la Misericordia para ver lo más cerca posible la salida de El Chiquito y de la Virgen del Gran Poder. Se cantaron saetas y se gritaron ¡vivas¡ a las imágenes, entre el aplauso enfervorizado del público.

Especialmente llamativo fue el discurrir de los tronos por la calle Ancha. Aun siendo un tópico hay que decir que no cabía un alfiler en esa vía tan enraizada en el barrio perchelero y por donde la procesión de la Misericordia luce de forma especial.

La principal novedad que se observó en la procesión fue la bandera concepcionista que figuró en la sección de la Virgen del Gran Poder. El trono del Chiquito se cruzó con el del Cristo de los Milagros en la Alameda y se levantó a pulso. La Misericordia realizó un gran desfile procesional, cargado de malagueñismo y fervor popular.

El general Luis Manuel López González, inspector del Arma de Caballería y director de la Academia, representó a Su Majestad el Rey en el cortejo de Zamarrilla. Le acompañaban los coroneles de los regimientos Pavía IX y Farnesio XII. También salió una representación del grupo de reconocimiento de Caballería de La Legión.

Antes de que el cortejo se pusiera en marcha hubo un emotivo recuerdo en memoria de Miguel Millán. La Virgen de Zamarrilla, preciosa como siempre, llevó un adorno floral fundamentado en rosas rojas sobre fondo verde vegetal. Por cierto, la rosa roja que llevó el año pasado la Virgen fue concedida por la mañana a Margarita Reina Valverde, mientras que los dos nazarenos de plata recayeron en Juan Manuel Guerrero y Juan Perles.

El presidente de la junta gestora de la cofradía, Juan García Alarcón, pidió la venia en la tribuna oficial como jefe de procesión.

El culmen al día grande de la Semana Santa de Málaga lo puso la Archicofradía del Paso y la Esperanza. A las once y cuarto de la noche se abrieron las puertas casa hermandad para permitir la salida del cortejo. Las inmediaciones del edificio cofrade estaban abarrotadas de gente expectante por ver al Nazareno del Paso y la Virgen de la Esperanza. El camión de romero, que precedió a la procesión, fue perfumando las calles. La gente lo cogía ansiosa.

Delante del trono del Nazareno fueron cuatro nazarenos de la Expiración, con motivo del hermanamiento habido entre esa archicofradía y la de la Esperanza para celebrar el 70.º aniversario de la llegada a Málaga del Cristo de la Expiración y el Nazareno del Paso. La venia la solicitó el jefe de procesión, Salvador García Morgado. Ambos tronos fueron muy bien llevados.

Diario Sur.

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