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miércoles, 31 de marzo de 2010

ALMERÍA, MARTES SANTO: Una rosa deshojada por el llanto

Con un sol de justicia y una brisa marinera hizo su salida procesional la cofradía del Cristo del Amor desde la iglesia de San Sebastián.

Realizó por primera vez las preces de ritual el consiliario Manuel Cuadrado, que recordó la importancia de la estación de penitencia como acto evangelizador de gran importancia, "por ello, el más delicado y el que más hemos de cuidar, porque están pendientes de nuestra fe".

La cofradía, bajo la dirección de Gabriel Fernández Allez, ha sabido por su carisma singular, mantener las peculiaridades de antaño de las cofradías almerienses, en sus pasos barrocos y sus imágenes salidas de la gubia del almeriense Jesús de Perceval y José María Hervás. Tiene la hermandad un muy estilo personal, que se refleja con la proclamación pública de las catorce estaciones del Vía crucis, representadas por largas cruces, donde cuelgan sudarios con las inscripciones de los atributos de la Pasión. Las cruces son llevadas por nazarenos, revestidos con túnica marfil con capa y antifaz azul y cíngulo rojo.

Con las órdenes del Diputado Mayor José Luis Meléndez, comenzó la Cruz de Guía y el Senatus, así como nazarenos en silencio con largos cirios blancos encendidos, antecediendo al Cristo del Amor antes de la expiración, de serena mirada, invitándonos al recogimiento y la oración. El paso cubierto por una alfombra de claveles rojos, y llevado con exquisitez por 35 costaleros bajo la dirección del distinguido cofrade Francisco Romero, y los acordes de la distinguida banda de cornetas y tambores de Santa Cruz.

Cuando llegaban los últimos rayos de sol, para besar la cara bonita de la que es Reina de las Huertas, haciéndole esbozar una sonrisa de consuelo en la tarde de ensueño del Martes Santo, la Virgen del Primer Dolor, de exuberante belleza, rosa deshojada por el llanto. Su belleza iba rodeada de orquídeas, rosas champán y fresias blancas, y alumbrada con las llamaradas de la luz de la candelería, y ante la sinfonía azul y oro de su vestimenta y palio.

La dolorosa bajo palio llevada con maestría por sus 36 costaleros, bajo las órdenes del magistral capataz Emilio Salvador Soriano, y a los sones musicales de la Banda de música de Santa Cecilia de Sorbas, caminó, entre la multitud recorriendo el casco histórico, hacia la carrera oficial, discurriendo con empaque y elegancia barroca. Las primeras levantás fueron llevadas a cabo por el alcalde de la ciudad Luis Rogelio Rodríguez Comendador, y desde la antigua Casa de Socorro, en la calle Alcalde Muñoz, se oían las primeras de las saetas a las imágenes, implorando con sus cantos hechos oraciones de súplica para hacer más liviano el paso del calvario. Los pasos iban flanqueados, así como una nutrida representación con sus guiones, por los hermanos honorarios pertenecientes a los distinguidos Cuerpos de Protección Civil, de Bomberos y de la Policía Local del Ayuntamiento almeriense, que daban un realce al cortejo procesional.

La presidencia integrada por el director espiritual Manuel Cuadrado, teniente de hermano mayor, Esther Fernández; el concejal José Carlos Dopico; alcalde de barrio, Rafael Montoya; hermana mayor de la Virgen del Carmen, María del Carmen Fernández, y mandos de los Cuerpos de la Policía Local, Bomberos y Protección Civil.

El Almería.

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