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domingo, 4 de abril de 2010

CÁDIZ, VIERNES SANTO: Luto y parones para un elegante y austero Viernes Santo

Los altares quedaron desnudos y Cádiz lloró su ausencia. Tras beber vinagre para calmar su sed, el Señor encomendó su alma a su Padre y expiró en una buena muerte que puso fin a su sufrimiento. La Virgen quedó sola en su más terrible dolor y Cádiz quiso aliviar sus penas en un abrazo cariñoso y sentido. En un apoyo a los cofrades de Buena Muerte y su Madre que sufrieron con los problemas de la corona de Mayor Dolor. Viernes Santo elegante y austero y marcado por la parones provocados por el vacío que dejó el Santo Entierro.

Expiración
La exhalación más gaditana
Levantó sus ojos y vio el cielo celeste del Falla y lo tuvo claro. Ayer, el Señor de la Expiración quiso exhalar su último aliento por las calles de Cádiz. Una muerte tranquila y sosegada arrullada por el gaditano caminar de la cuadrilla de Francisco Javier Vázquez. La hora nona se atrasó a las 5 de la tarde y se llenó de alegría por ver al Cristo de la Expiración y su madre la Victoria en la calle. En las aceras de la plaza del Falla, los gaditanos copaban hasta el último centímetro para contemplar una salida que cumplió con puntualidad con el horario previsto de salida para llegar a la Catedral un cuarto de hora antes de lo establecido. Mientras el sol daba su último respiro, Expiración comenzó subir la rampa con ‘Cautivo en su soledad’, interpretado por la agrupación musical Polillas. Con paso gaditano pero con ciertos momentos de desincronización entre la trasera y la delantera la mirada del Señor quedó bajo el gran arco de entrada a la Catedral. La Virgen subió la cuesta con la marcha que lleva su nombre. ‘Victoria’ de la banda Nuestra Señora de la Estrella, de Puerto de Real arropó a la cuadrilla de José Antonio Moreno que realizó su paso por la plaza de la Catedral sin detenerse al principio de la cuesta. Sería la última vez que el Señor y su madre verían el sol. El día moría por La Caleta mientras Expiración aguantó unas horas más. Hasta las 00.30, al filo de la madrugada del Sábado Santo, el Cristo de la Castrense cumplió con la Santas Escrituras y exhaló.

Dolores
Siervos de la Madre
Ya no había consuelo para ella. Se cumplió lo que estaba escrito pero nadie se acordó de ella. Se quedó sola al pie de la Cruz con siete puñales que traspasaban su corazón. Suerte que estaban sus fervorosos siervos. Ellos dieron consuelo al desgarrado corazón de Dolores al presentarla al pueblo gaditano. Sobraban brazos en San Lorenzo para coger en volandas a la Señora de San Lorenzo. Comenzó a sonar la ‘Marcha Fúnebre’ de Chopin y el elegante palio de Dolores, engalanado con rosas y calas blancas, comenzó su pausado caminar hacia Catedral. Por delante, sus hijos anunciaban a Cádiz la presencia de la Madre llorosa en su soledad. Un cortejo bien resuelto –gracias a las indicaciones previas de su prior. La Señora enmudeció la plaza de la Catedral, tras los sones de cornetas y tambores de La Sed, con su mirada implorante y su sobria selección de marchas interpretadas por la banda del Nazareno de San Fernando. Dolores derrochó elegancia en su subida a Catedral con ‘Amargura’. Pasos cortos y de frente, sin estridencias resolvieron la larga marcha para dejar al palio negro en el cancel de la Seo. En el interior de la Catedral, les esperaba una estación de penitencia sin el Santísimo Sacramento. Ya lo indicó Puerta antes de que el hermano más antiguo de la hermandad abriera las puertas de San Lorenzo: «No se debe hacer genuflexión ante el Santísimo». Y es que la Catedral estaba vacía hasta que la Madre llegó. Dios estaba ausente. Suerte que estaba Dolores consolando a los gaditanos.

La Sed
Estreno musical
Un grupo de músicos de la Banda de cornetas y tambores del Santísimo Cristo del Perdón de San Fernando se prepara en la confluencia de plaza de San Juan de Dios y la calle del mismo nombre. Tenían la enorme responsabilidad de acompañar al Santísimo Cristo de la Sed, que, por primera vez, iba a llevar música y no de capilla. Mucha gente aguardando la salida, más que otros años, motivado también por el adelanto en la hora de inicio y por el hecho de que el Viernes Santo había una cofradía menos en la calle. En el interior de la Merced se respira el ambiente de las grandes ocasiones. El pregonero José Manuel Romo departe con algunos miembros del cortejo, mientras el que fuera presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, Miguel García, se deja ver por el lugar. Con adelanto sobre el horario previsto se abren las puertas y el misterio con las imágenes de Luis González Rey avanza hacia el cancel. La talla sale tendida y la maniobra no tiene nada que ver con las complicaciones que se viven el Miércoles Santo con la Sentencia. La solemnidad y buen hacer de la cuadrilla de 80 hombres comandada por Cándido Romero deja paso a la interpretación de ‘Siete Palabras’, la primera marcha que se escuchó en la calle. La hermandad volvió a hacer pública manifestación de fe de la austeridad que atesora, aunque el cortejo, ya algo reducido, se vio mermado en su regreso a La Merced, ya de madrugada.

Buena Muerte
Abrazo cofrade
Hace veinte años, curiosamente, la hermandad de la Piedad procesionó sobre el paso del Cristo de la Buena Muerte. Fue el enorme gesto de la cofradía del Viernes Santo con la del Martes que había perdido el suyo por un temporal. Es por eso que todos los años una representación de cada hermandad acompaña a la otra a hacer estación de penitencia en la Catedral. Por ello, el Viernes Santo cuando a la Virgen del Mayor Dolor se le cayó la corona a los rectores de la Piedad les faltó tiempo para prestarle una diadema de su propiedad. Una forma de corresponder con elegancia al enorme favor que le hizo hace veinte años la cofradía de negro. El incidente se produjo en la plaza de la Catedral. A la Dolorosa de San Agustín, al entrar en el primer templo diocesano, se le descolgó la corona que tuvo que ser sustituida. Ya en la salida, concretamente en la primera levantá, advirtieron que había problemas, pero no fue hasta llegar a Catedral cuando decidieron subsanar el tema. La situación estuvo originada por problemas en el pollero (estructura metálica que sujeta el manto y la propia corona) que provocó que el manto comenzara deslizarse y dejara al descubierto la cabeza de la imagen. Para solucionarlo, se retiró la corona, que era portada por un miembro del servicio de paso, y se colocó una toca sobremanto y la referida diadema de La Piedad. Esto ralentizó la marcha de la corporación que llegó con retraso a la carrera oficial y empañó una estación de penitencia que se antojaba ejemplar y que se vio marcada por esta contrariedad.

Ecce Mater
Lágrimas de soledad
Los gladiolos blancos perfumaban y acariciaban sus pies. Mirada implorante al cielo y desconsuelo absoluto. A la 1 de la madrugada, la calle ya sólo la esperaba a ella y su congregación. Con sus tradicionales rezos, los hermanos de la congregación mariana Ecce Mater Tua volvieron a enseñar a los gaditanos quién era su madre. Sin artificios, orfebrería, bordados o música; la puerta lateral de Santiago volvió a mostrar su imagen más castellana y sobria para poner un cortejo en la calle que contó con el arropo de la ciudad y que se recogió al filo de las 3 de la madrugada.

La Voz de Cádiz.

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